viernes, 5 de diciembre de 2014

NOTICIAS DESDE FILIPINAS


Lorea, una de las catequistas del Colegio que más tiempo lleva con nosotros (es catequista desde 2009) se encuentra desde mitad de octubre en Filipinas trabajando como cooperante en un proyecto con niños discapacitados.

Lorea, tras terminar sus estudios de Fisioterapia, y después de una experiencia de un verano en Nicaragua colaborando con una ONG, ha decidido dedicar un período más largo de su vida para ayudar a personas de los países empobrecidos y en situación de necesidad.

De este modo, Lorea ha terminado en Montalbán, muy cerca de Manila, la capital.

Allí colabora en un Orfanato en el que viven 39 niños que han sido abandonados por sus padres por tener algún tipo de discapacidad: a algunos los han abandonado al nacer, dejándolos en el hospital, a otros por la calle, a otros después de meses o años de maltrato… Hay mucha pobreza en Filipinas y las familias no tienen dinero ni recursos para cuidar y hacerse cargo de un niño con discapacidad.

Nos cuenta Lorea que “en el orfanato los niños están bien atendidos, pero que en la calle la pobreza es muy grande. A media hora de aquí está Papayas, donde vamos a también a trabajar con niños con discapacidad y a comedores. Allí si que están realmente mal: viven de rebuscar en la basura, se mueren de tuberculosis y en las casas viven 7-8 personas en 10 metros cuadrados. Muy duro”

Respecto a la vida en el Orfanato nos dice que: “lo que más me ha llamado la atención es la pureza de sentimientos que hay. Por ejemplo, hay dos niños con retraso, pero que, como pueden andar, ayudan y guían a otro niño que es ciego; los que pueden comer solos, ayudan a los que no pueden; si hay un niño hiperactivo y se pone violento, los demás no reaccionan mal, sino que tratan de calmarlo; los que pueden hablar interpretan lo que dicen los que no pueden hablar…

Y, bueno, el cura es una persona increíble que tiene 70 años y que no para de hacer cosas. Y, encima, muy muy humilde: nunca se echa flores por nada de los que hace: va conduciendo por ahí con una furgoneta llevando a los niños a todos lados (en medio de la locura de tráfico que ahí aquí), como lo mismo que ellos, siempre está sonriendo…En fin, es admirable”

Respecto a su labor en el Orfanato, Lorea nos cuenta que: “Todos los días trato a 5 niños individualmente desde la fisioterapia y a otros 3 les enseño cosas. Además por las tardes siempre tenemos un taller donde hacemos manualidades, deportes, actividades de comunicación...

Estoy muy feliz aqui, es muy bonito ver como los niños van mejorando cada día y, aunque casi ninguno hable, te sientes muy querida por ellos y les quieres a ellos aun más. Al darles autonomía a los niños estas mejorando mucho sus vidas y eso no tiene precio. La satisfacción es muy grande.”

Lorea Iriarte

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